La primera etapa de vida de un emprendedor está colmada de una vorágine de dudas y preguntas sobre cómo empezar a rodar.
Más allá de su mente estratégica, de haberle dado forma a su idea y de definir las primeras líneas de inversión para impulsar una startup, aparecen también las primeras cuestiones burocráticas. ¿Qué necesito para ponerla en marcha?, ¿qué procedimiento debo seguir para legalizar mi empresa?, ¿tengo que constituir una sociedad?
La respuesta es sí, y te contamos por qué. En primer lugar, debes saber que aunque pueda parecer un procedimiento tedioso y debas acudir a profesionales específicos para llevar a cabo todo el procedimiento, constituir tu negocio a través de una sociedad no sólo servirá para regularizar la actividad empresarial, si no que te garantizará un futuro prometedor y te acercará a sólidas oportunidades de financiación, así como blindarte frente a posibles problemas futuros, tanto a nivel interno como externo de la startup.
¿Qué pasos debo seguir para constituir una startup en España?
Para formalizar legalmente tu empresa, debes elegir una forma social, elaborar sus estatutos y constituirla ante notario. Para ello, el papel de un abogado te servirá como guía legal en todas las decisiones y será tu máximo apoyo en toda la gestión. En España, los trámites burocráticos pueden necesitar de al menos 10 días y dividirse en distintos pasos legales.
Para empezar, lo primero será definir qué forma jurídica tendrá tu startup. Ante la decisión del tipo de sociedad, hay diferentes opciones y deberás entender cuál de todas es la más adecuada. Esto irá en función del capital que dispongas, si se necesitan préstamos u otras formas de inversión y los beneficios aproximados que crees que podrás obtener. Si al frente de la aventura empresarial interviene más de una persona, constituir una sociedad mercantil es lo más recomendable. Si sois dos o más socios, conviene regular muy bien la gestión y administración de la sociedad, el rol de cada socio dentro de la startup y su porcentaje de participación, o las posibles entradas y salidas de nuevos socios. Todas estas cuestiones se establecen a través de un documento que se conoce como pacto de socios.
Registros y trámites fiscales
Dependiendo de la forma jurídica que finalmente hayas asignado para tu startup, siguen otros pasos imprescindibles, como son el registro del nombre o marca en el Registro Mercantil Central. Actualmente es un trámite que puede hacerse online.
Lo siguiente será realizar el ingreso bancario con el capital inicial que el tipo de sociedad requiera. Para ello, antes debes abrir una cuenta en el banco a nombre de tu startup.
También es momento de redactar los estatutos sociales y presentar la escritura pública de constitución para su firma ante notario; igualmente esta redacción irá en función del tipo de sociedad atribuida.
En último lugar, llegamos a los trámites directos con Hacienda que engloban: solicitar el Número de Identificación Fiscal (NIF), darse de alta en el IAE (Impuesto sobre Actividades Económicas) o declaración censal, y presentar la inscripción como empresa en el Registro Mercantil.
¿Qué más debes saber?
A partir de la constitución de tu empresa tendrás que asumir una serie de nuevas responsabilidades, como el pago de impuestos o la presentación de declaraciones mensuales o anuales como empresa. También implica la realización de asambleas periódicas como medidas de control entre los socios existentes para llevar a cabo la toma de decisiones.
Pero lo valioso de constituir y formalizar tu empresa siempre será el conjunto de beneficios a los que tendrás alcance, empezando por el acceso a créditos y financiación, algo vital para la evolución y expansión de tu negocio. Si llega el momento de crear equipo y establecer una plantilla, podrás contratar a tus empleados con todas las garantías y prestaciones de ley. Y por supuesto, no podemos olvidarnos de las ventajas que supone establecer una separación de bienes entre socios y empresa. Si se diera un caso de adeudo, la responsabilidad recae únicamente sobre la empresa y no sobre los socios de forma individual. En este sentido, la responsabilidad de los socios se limita únicamente al capital que hayan aportado.
En definitiva, constituir una sociedad es la forma de legalizar tu actividad empresarial y de garantizar el éxito y crecimiento de tu empresa de forma legal. Un paso que resulta imprescindible si hablamos de una startup que va a comenzar con su recorrido.